Javier Diez Canseco
Algunos días antes del mensaje-balance que el presidente García presentara al país en relación a sus primeros seis meses de gestión, la Ministra de Trabajo anunció al país que el gobierno contemplaba un alza general de sueldos y salarios. Dijo que estaban estudiando los mecanismos para hacerlo y adelantó una fórmula extraordinariamente creativa.
El asunto resultaba muy concreto y simple. El aumento de sueldos y salarios podría provenir de los fondos de los mismos trabajadores. Podríamos aumentar sueldos y salarios con las gratificaciones de Fiestas Patrias y de Navidad, así como de su Compensación por Tiempo de Servicios (CTS) de los trabajadores. Así, tan simple cómo lo lee: los trabajadores podrían aumentar sus propios sueldos y salarios dividiendo, en doce partes, sus dos gratificaciones anuales y el monto anual de su CTS para agregarlo a sus ingresos mensuales. ¿No les parece genial?
Nadie puede entender como no se le había ocurrido algo tan simple e ingenioso a otro Ministro de Trabajo antes. Ciertamente había que esperar a Alan García, a su extraordinario manejo escénico, y al gobierno de la alianza del aprismo, el fujimorismo y la derecha política y empresarial del país, para resolver un asunto que resulta tan sencillo y evidente. Queda claro pues es que un aumento de los sueldos y salarios está alcance de cualquier trabajador. Sólo necesitamos tomar la decisión de dividir todos los ingresos y derechos anuales que le corresponden a cada trabajador, entre doce partes, y agregarlo a su ingreso mensual. Claro, el pequeño detalle, es que ya no habrá las gratificaciones anuales a mitad y final de año, ni tampoco la CTS. Al final, el ingreso mensual del trabajador sería mayor, pero su ingreso anual sería el mismo. Pequeño detalle que no interesa a nadie, con excepción del trabajador, a quien someten a un insultante juego de números para dejarlo en lo mismo.
¿Por qué hace una propuesta de este tipo el gobierno a través de la Ministra Pinilla? ¿Nos considera tarados, imbéciles, incapaces de sumar y restar? ¿O quizás han calculado que la urgencia económica y los miserables ingresos de la mayoría de los asalariados harían que la gente busque comerse este mes lo que debe recibir en Julio, en Diciembre y por su CTS, haciéndose los sonsos frente a la propaganda de que ello sería un aumento de salarios?
Garci-mori y su Ministra Pinilla tienen razones para su ingeniosa propuesta que cambiar algo para que nada cambie. Primero, dar la imagen, crear la sensación, de que hay alguna redistribución del ingreso en un país donde la economía crece pero la pobreza casi no disminuye. El 2006 exportamos más de 300% -más que el triple- de lo que exportábamos hace seis años, y las ganancias de las empresas se multiplicaron varias veces en ese plazo, generando gigantescas sobre utilidades en las mineras, petroleras, explotadoras del gas, y de agroindustrias. Algunas grandes mineras han alcanzado –cada una- utilidades netas (después de pagar todas sus obligaciones e impuestos) de hasta 3,000 millones de soles en un año. Pero la pobreza apenas disminuyó en un 2 o 3% y seguimos con la mitad de la población entre la miseria y la pobreza, ganando entre $2 y $1 dólar al día. Los sueldos y salarios andan por el piso, semicongelados, mientras altos funcionarios públicos y privados ganan millonadas. En ese período, la parte del Ingreso Nacional que se llevan las empresas, el capital, ha subido por ascensor, mientras los ingresos de los trabajadores no suben ni por escalera. Así lo reconocen las mismas cifras oficiales del INEI, que señalan que si en 1991 los sueldos y salarios de los trabajadores absorbían el 30% del PBI, para el año 2005 apenas equivalen al 22.9% del PBI. Más claro, ni el agua. En 15 años de neoliberalismo a rajatabla, la participación de los trabajadores en la riqueza se redujo en casi un tercio, mientras la parte de los poderosos se incrementaba del 52 al 60% del PBI. En el Perú de Fujimori y García, la riqueza se crea y se acapara. La torta crece, pero a los trabajadores les toca cada vez una tajada más pequeña. Los ricos se hacen más ricos, y los pobres, más pobres.
Pero además, el régimen de Garci-mori quiere presentar otra cara laboral del Perú para lograr que se apruebe el TLC con los EEUU, hoy detenido en el Congreso norteamericano. ¿Por qué? Porque los demócratas se oponen a que los trabajadores norteamericanos compitan con empresas radicadas en Perú que pagan migajas a sus trabajadores y les reconocen míseros derechos. Los electores-trabajadores gringos no quieren que disminuyan sus derechos y los demócratas deben cuidar sus votos frente a las elecciones del 2008. El Presidente García, hoy lobbista del TLC tan mal negociado por Toledo, quiere empujar su aprobación para beneficiar a las transnacionales que garantizarían así sus enormes privilegios. Para ello debe aparentar derechos y garantías laborales y sindicales que en el Perú son minúsculas o casi inexistentes. Estas son las verdaderas razones de la burla del régimen a los trabajadores del país con esta "propuesta de aumento salarial" que hace escarnio de los más necesitados.
Diario Regional (Huánuco), 09 de febrero de 2007